La Visión de Chihuahua / 22 de diciembre 2020
He descrito con absoluta sinceridad la involución progresiva y constante de las últimas administraciones estatales. La dinámica autodestructiva ha sido tan brutal que, en el lapso de trece años, nos hizo pasar de un estado con finanzas sanas y deuda irrelevante, a uno con dificultades para cubrir nóminas, la mayor deuda per cápita del país, servicios públicos colapsados (Pensiones causa pena) y ninguna obra pública.
Chihuahua está en uno de los momentos más precarios después de la Revolución. No exagero, vea usted los hechos: Ha perdido amplias franjas de territorio contra el crimen –violencia incontenida en todas sus formas-, el Sistema de Salud reventado antes de la pandemia, forzados a pedir crédito tras crédito, de mil o mil quinientos millones, aumentando la deuda sólo para salir de la inmediatez, los hospitales privados no quieren fiarle más a Pensiones, retrasan pagos a jubilados, maestros se manifiestan exigiendo aguinaldos, el partido gobernante en feroz disputa por el poder y un largo etcétera.
Estamos en los linderos de un estado fallido y la quiebra financiera. De ésta parte hacia atrás sólo nos queda el abismo, o detenemos la espiral corrosiva o nos derrumbamos irremediablemente. No abundaré en detalles, la historia es reciente, está bien documentada, sólo me propongo advertir que Chihuahua no aguanta otros seis años de gobiernos corruptos o ineficientes, el daño es enorme e irreparable.
Encima, hoy tenemos una amenaza potencialmente mayor; la posibilidad que nos gobierne un político sin compromiso con la entidad, alguien que nos ha dada la espalda en las causas más legítimas -reclamos del agua y voto contra el atraco del presupuesto-, alguien sin experiencia de gobierno ni sentido de la responsabilidad, un personaje que se ufana en confesar, orgulloso, su lealtad ciega al Tlatoani.
No quiero imaginar un gobierno cuya mayor preocupación sea inscribir a Chihuahua en la lista de los estados subordinados a la dictadura que nos amenaza. Porque tenemos que ser claros, el propósito general es socavar las instituciones y concentrar tanto poder como sea posible para construir, a sus anchas, un régimen ideológico rematado con una revolución cultural de perfil moralista, inspirada en los principios fariseos de “no robar, no mentir y no traicionar”.
Aceptémoslo, el “Líder Amadísimo” no es bueno, es la bondad; No es sabio, es la sabiduría; no es austero, es la austeridad; no es honesto, es la honestidad; no es mesías, es la divinidad; no es demócrata, es la democracia; no es popular, es el pueblo; no es inteligente, es la inteligencia; no es patriota, es la patria. Así se asume y así lo ven sus feligreses. Que horror, la izquierda claudicó ante un esbozo de tirano que no acepta más razón ni verdad que la suya.
Cuando tenemos a un líder así, que además evoca los fracasados sistemas políticos del pasado como su inspiración de gobierno, toda una generación de mexicanos está en peligro de perderse. Ahora ese sistema toca las puertas de Chihuahua, el Tlatoani eligió de candidato –en general para los estados donde habrá elecciones de gobernador- a uno de sus emisarios más leales, al inculto que obedece sin preguntar. Si llega a ser electo, no le alcanzaría más que para oficiar de delegado federal, dijo un observador que comparte la preocupación de muchos chihuahuenses.
No soy catastrofista ni negativo, los chihuahuenses tenemos todo para triunfar sobre esa ideología genocida que amenaza el futuro de nuestros hijos. Estoy convencido que la haríamos incluso contra los partidos políticos, por que ahí está otra preocupación; frente al enemigo común, el PAN se despedaza sin reparar en que facilita la colonización esclavista de Morena. Es el único partido capaz de enfrentarlos con éxito y concede ventajas por pendencias internas. Inadmisible.
Si Javier Corral supone que derrotar a Loera, por ser el más débil de los posibles, es cosa de trámite, peca de soberbia. No se trata de Loera sino de lo que implica; el poder avasallador del Gobierno Federal y la convicción del Tlatoani en instaurar a cualquier precio y sin demora su llamada Cuarta Transformación. Serán un enemigo formidable, no podemos darles esas ventajas, está en juego nuestra libertad, el futuro de la entidad.
Tengamos presente, no vienen a una elección, vienen a robarse una elección. Por eso la importancia de que los opositores al régimen represor vaya en unidad y presenten a sus mejores perfiles. No tienen que olvidar agravios y ofensas mutuas, pospóngalas en lo que conjura la amenaza exterior, den una oportunidad a la sensatez. Alzando la voz, demos todos un paso al frente por Chihuahua.
Ahí está Maru Campos, dentro y fuera del PAN la ven como la más competitiva. Nunca he dicho que la hagan candidata por dedazo, sólo propongo que la estrategia correcta es dejarla competir, no por que caiga bien sino por que el PAN la necesita y ahora también Chihuahua. Bajarla por las malas abre las puertas a Morena ¿No se da Corral cuenta o pueden más sus hígados?.En cambio si la dejan correr y Madero gana en una elección limpia, Javier Corral recibirá los beneficios políticos de frustrar los fantasmas divisionistas. Dense esa oportunidad, deténganse a pensar en segundo en Chihuahua, hoy tenemos la obligación de dar otra gran batalla por nuestra tierra, estemos a la altura de las exigencias que vinieron con los tiempos.