La Visión de Chihuahua / 30 de noviembre 2020
Una sociedad asustada, calles ensangrentadas, comercio a medias, ciudad Juárez y otras franjas del territorio estatal a merced de los sicarios del mal, ajusticiamientos políticos, la economía colapsada, empresarios huyendo; así fueron los últimos tres años de Reyes Baeza. Los seis de Duarte estuvieron dominados por una arrogancia que sólo explica la ignorancia supina, permitiendo que se instalaran en el gobierno corrupción, dispendio e irresponsabilidad administrativa que llevaron la deuda hasta los 50 mil millones de pesos, sin beneficio para la entidad. Javier Corral cerrará su administración, cinco años, con finanzas a punto de quiebra, no hay certeza de la deuda pero hablan de 60 mil millones, acompañada la crisis financiera de violencia creciente, el crimen reconquistando sus viejos feudos, actividad económica deprimida y servicios públicos decadentes.
Son casi tres lustros de sufrimiento para Chihuahua, si el desarrollo económico se ha mantenido en niveles apenas estables, es sólo por la inversión privada, nacional y extranjera, pero los últimos tres gobernadores fallaron, cada quien en su particular circunstancia y modo, en sus deberes de contribuir al desarrollo de la entidad. Sin que hayan realizado un esfuerzo notable y también con sus propios demonios, nos rebasaron Querétaro, Sonora, Tamaulipas, Sinaloa, Coahuila.
Suelo poner un ejemplo que me parece ilustrativo de la ineficacia de nuestros últimos gobiernos. Fernando Baeza construyó la autopista completa de cuatro carriles de Juárez hasta Jiménez –sus detractores dirán, con cierta razón, que fue sólo un cuerpo- y en los últimos diez o doce años los gobiernos actuales no han sido para concluir la unión entre el libramiento de Camargo y esa autopista, rumbo a Jiménez, si mucho la distancia de un kilómetro, ni concluir las reparaciones de la Chihuahua-Delicias.
¿Cómo pasamos de un gobernador que construyó un sistema carretero en sólo seis años, a uno que no tiene dinero ni para banquetas? También podemos plantearlo en términos de finanzas, uno de los indicadores para definir éxito o fracaso de las administración públicas y privadas. Patricio Martínez dejó finanzas muy sanas, con apenas una deuda cuyo monto, por insignificante, no recuerdo ¿Cómo llegamos, en sólo 14 años, a la quiebra técnica del gobierno? ¡Hoy existe dificultades hasta para cubrir nómina y aguinaldos! ¿En qué momento pasamos de ser un estado ejemplo nacional –lo fuimos- a uno cuyos servicios de salud dan vergüenza? No tengo, sinceramente, otra explicación más que la irresponsabilidad o incapacidad administrativa, o amabas, de sus titulares.
Frente a una realidad así, llevaron al gobierno al punto del colapso, no tengo dificultad para reconocer que, en Morena, sólo existe un candidato capaz revertir la nefasta espiral destructiva en la que nos tienen los últimos tres gobernadores: Rafael Espino de la Peña. Técnicamente muy capaz, formado en la rigurosidad administrativa, relacionado al más alto nivel político del país -los secretarios le contestan el teléfono- empresario preponderante en su ramo por impulso propio, dueño de uno de los despachos fiscalistas más exitosos del país. Lo digo seguro de lo que hablo, no es el mejor en ese partido, es el único, cualquier otro terminaría llevándonos al barranco.
Es momento de que en Chihuahua pongamos nuestras fobias en un lado, pospongamos los viejos agravios y pensemos en nuestro desarrollo y el de nuestros hijos. La generación del colapso está de paso, demos una oportunidad a la sensatez, a la concordia, que nos duela Chihuahua ¿Con un PAN dividido sin remedio –difícil que se avengan- dónde están las esperanzas de Chihuahua? Hagamos un espacio a la razón.