LA COLUMNA de El Diario / viernes, 10 julio 2020
El 1 de julio recibió la primera señal clara Javier Corral sobre la detención inminente del exgobernador
-Avisaron a Corral y pusieron cola a Duarte
-Marco y Pavel Aguilar en Palacio de Gobierno
-Alistan en la guarida nuevos expedientes
-Los otros héroes casi avientan la toalla
El 1 de julio recibió la primera señal clara Javier Corral sobre la detención inminente del exgobernador, César Duarte Jáquez. Sostuvo una reunión virtual con el secretario de Seguridad federal, Alfonso Durazo.
Paralelamente la Presidencia de la República desarrollaba los preparativos rumbo a la gira de Andrés Manuel López Obrador por Washington. Durazo requería entregar documentos a la Casa Blanca las siguientes horas después de su encuentro con Corral.
La suerte inmediata de Duarte estaba echada. Desde el 5 de julio empezó a ser seguido por agentes federales estadunidenses de varias corporaciones, incluida la DEA. Así lo hizo saber a varios familiares con los que tuvo comunicación. Desde el domingo por la noche “ya no se supo de él”.
Ahora queda claro que Donald Trump había tomado todas las providencias para entregarlo de regalo el martes con AMLO en suelo americano. Si en el mundo estrictamente delictivo nada es fortuito menos cuando está relacionado a lo político.
No afirmaríamos sobre el conocimiento previo que tuvo Corral del operativo únicamente por su reunión con Durazo. Al término de esa plática citó en su despacho de Palacio de Gobierno y en calidad de urgente al fiscal General, César Augusto Peniche; al consejero Jurídico, Jorge Espinoza; y a la única pieza representativa de los famosos expedientes X, el agente del mMnisterio Público, Francisco “Paquito” González.
Entre los cuatro intercambiaron opiniones y se mostraron optimistas por el “avance” en su objetivo contra Duarte. González recibió la instrucción de preparar todos los datos faltantes para enviarlos al día siguiente directo a Durazo Montaño.
De ahí en adelante fue suficiente sólo con esperar.
En la Casa de Gobierno, usada como oficina alterna de la Fiscalía del Estado, terminaron de darle trámite a cerca de una decena de nuevas órdenes de aprehensión solicitadas a jueces locales. A eso se debió la actividad intensa que se había reportado los últimos días en la guarida de los expedientes X.
Sin embargo, la captura del exgobernador César Duarte en Miami, en el marco de la gira presidencial de Andrés Manuel López Obrador, llegó a alterar el calendario que ya tenía listo y palomeado el fiscal, César Augusto Peniche.
Supuestamente los planes eran ir por cuando menos otros tres duartistas en los próximos días, con base en esas carpetas de investigación abiertas y los casi seguros mandamientos judiciales, que aún no han sido librados, pero no tardan.
Sería ocioso especular quiénes son los destinatarios de las nuevas órdenes de aprehensión, pero hay muchísima tela de dónde cortar si hasta la fecha sólo siguen presos cinco duartistas de alto perfil -Marcelo González, Jesús Esparza, Enrique Antonio Tarín, Gerardo Villegas y Alejandro Villarreal- de los más de 30 que han sido procesados.
El caso es que los planes comenzaron a cambiar porque el ingrediente principal de la selectiva “Operación Justicia” es la publicidad con la maquinaria del Gobierno estatal, que ahora está enfocada en el exgobernador y el proceso de extradición.
La tarde del miércoles, cuando se confirmó la detención, Peniche reunió al equipo de los expedientes contra el duartismo para pedir que se mantengan las carpetas y el trámite de las órdenes de aprehensión. Pero exigió cero filtraciones y mantener en frío cada orden que sea obsequiada por los jueces de control penal que reciban las solicitudes.
La nueva función que se preparaba como parte de la recta final del corralismo tendrá que esperar cuando menos una o dos semanas más, en lo que baja la espuma de la detención de Duarte.
Otros dos personajes que vale la pena mencionar fueron recibidos por separado el 1 de julio en Palacio de Gobierno por el gobernador Corral. Ambos con miras al 2021. Ya no hay cabeza para otra cosa.
El primero fue Marco Adán Quezada, el exalcalde de Chihuahua que anda como ánima en pena tocando puertas y buscando afianzar algún pedazo de pastel de los disputados para el año entrante.
En su partido, el PRI, no pudo vender la idea que sería el mejor como candidato a gobernador, o hasta alcalde de nuevo. Tuvo después una aventura de pago por evento con los independientes de Armando Cabada, a los que tampoco disuadió de encabezarlos como abanderado a gobernador… y que ellos pagaran desayunos, comidas, cenas… y campaña.
Pronto sabremos cuál es su intención con Corral.
El segundo en ser recibido por el gobernador fue el presidente del PRD en el estado, Pavel Aguilar Reynal. Más quemado que chimenea de rancho.
Aquí es más serio el asunto. Corral busca establecer una alianza con el Movimiento Ciudadano y con el PRD para llevarlos juntos al baile de la gubernatura, con Gustavo Madero como candidato, a quien ayer inauguró el mandatario en Parral, en presidium facilitado por “El Caballo” Lozoya. Podemos verlo en foto en la versión digital de La Columna.
Ese proyecto con el PRD sí va muy avanzado. Los Galileo aliados al gobernador se han estado encargando de amarrar en la ciudad de México. Pavel solo debe firmar en Chihuahua como presidente del partido del sol azteca en el estado y listo. Hasta ahí llegaría su participación. Si se pone a las patadas lo mandan con Pérez Cuéllar.
De nuevo se apareció ayer tomando decisiones de gobierno sobre Ciudad Juárez el empresario de la ciudad de Chihuahua y funcionario estatal “honorario”, Ismael “Chacho” Rodríguez Gallegos.
Hubo reunión del comité de inversiones del Fideicomiso de Puentes Fronterizos para dar seguimiento a varios proyectos conjuntos entre el Estado y el Municipio. Alrededor de 500 millones de pesos andan en juego.
El encuentro fue presencial en el salón de cabildos de la Presidencia Municipal y lo presidió el alcalde, Armando Cabada. Hubo varios funcionarios estatales. Desde algún lugar remoto estuvo vía electrónica el “presidente honorario” del fideicomiso, Rodríguez Gallegos, quien hace 15 días asistió físicamente a una reunión similar para los mismos efectos.
Ya se ha dicho que el “funcionario” podría estar incurriendo en el delito de usurpación de funciones pero sigue en esas tareas y otras de la Junta Central de Agua y Saneamiento.
Los casos del secretario de Salud y el director de los Servicios de Salud, Jesús Enrique Grajeda y Jesús Flores Montana, no son los únicos contagios dentro de la estructura de la dependencia. Son los más conocidos, pero hay más de 40 solicitudes de incapacidades vinculadas a la enfermedad, aunque no todas con confirmación de Covid-19.
En las oficinas de la Secretaría de Salud en Chihuahua y en la Jurisdicción Sanitaria 1 de Juárez se habla de más casos de personal médico y administrativo que aunque se encuentre fuera de los hospitales y las clínicas, también ha resultado infectado.
Se trata de los otros héroes de la batalla contra la pandemia. Aunque no sean médicos asignados a la atención directa de los enfermos, no han dejado de laborar en el seguimiento epidemiológico o en otras labores operativas de la Secretaría de Salud del Estado.
Técnica y oficialmente los casos en la capital y la frontera de personal administrativo contagiado no se han calificado como un brote de coronavirus, pero la psicosis colectiva los tiene a punto de aventar la toalla debido a que perciben una tremenda desatención por parte de sus jefes, los directivos al mando.
Este es un gran problema al que, denuncian, le ha rodeado la doctora Mirna Beltrán, subsecretaria de Salud nombrada como “comandanta” de la lucha contra el Covid, quien en los hechos despacha ya como secretaria, y más con la ausencia de Grajeda Herrera.
Esa desatención ha provocado que ya sea tarde para aplicar medidas sanitarias preventivas. Y si los casos llegan a convertirse en un brote como tal, será un problema enorme que desde ahora podría catalogarse como fuera de control si no se le presta atención urgente.