Discriminación, irresponsabilidad, falta de seriedad e ignorancia, casualmente las mismas características que derrotaron a Trump en su animoso pero frustrado intento por quedarse otros cuatro años haciendo y deshaciendo a lo loco en la Casa Blanca
LA COLUMNA de El Diario / domingo, 08 noviembre 2020 |
Fue lastimoso para presidentes municipales y otros “invitados” a la sesión del Consejo Estatal de Salud la forma en que dos de sus integrantes discutían sobre camiones de transporte y concesiones, no sobre salud, y cómo uno de ellos jugueteaba con un lápiz entre la mano y la boca señalando sin seriedad alguna a Javier Corral. No indicaba a la figura que representa Corral, la gubernatura, solo a su amigo y protector Corral.
Así “dirigieron” Eduardo Fernández Herrera, secretario de Salud; Luis Fernando Mesta Soulé, secretario general de Gobierno, y el propio Corral, la reunión del Consejo de Salud que este domingo mantiene aprisionado a Ciudad Juárez y a todo el estado en un toque de queda tácito, explícito e ilegal en los hechos.
Son cientos de miles de juarenses los que durante sábado y domingo no conseguirán un solo peso de ingresos familiares ni en maquilas, ni en restaurantes, ni en centros comerciales, porque el Gobierno estatal prohibió desplazarse inclusive a trabajar ambos días.
La sola salida de casa implicaría una “violación al decreto del señor gobernador” y conllevaría el riesgo de terminar en la cárcel de Raúl Ávila; o el Cerecito, de Sergio Almaraz, los jefes de policiacos municipales que alegremente se prestaron para hacer cumplir en Juárez el inconstitucional corralista toque de queda; o como se llame, “restricción total de la movilidad”, le denomina el estado en el comunicado de prensa 10510 del 4 de noviembre.
Fernández y Mesta Soulé, el primero sin conocimiento ni profesional ni empírico en el ramo de la salud; abogado sin éxito destacable el segundo, exhibieron sus diferencias al interior del gabinete corralista durante la sesión del Consejo de Salud.
Rivalizaron entre risillas de los asistentes, morbo, y desde luego, harta preocupación por una gigantesca falta de seriedad justamente para una situación extraordinaria como la planteada por la pandemia con sus más de dos mil fallecidos en el estado (de ellos casi dos mil 400 en Juárez) y casi 30 mil contagios en la entidad. Casi el 50 por ciento en Juárez.
“No llevaban los señores un solo acuerdo para ser planteado a los miembros del Consejo. Se la pasaron discutiendo cosas de administración y restricciones”, dijo uno de los integrantes de ese órgano.
Ahí no tomaron ninguna determinación a pesar que los integrantes de ese órgano “consultivo” insistieron en conocer los detalles correspondientes, puesto que serían anunciados en su nombre. “Mañana tomaremos las determinaciones”, respondía “Eduardo”, como es nombrado el secretario de Salud por el gobernador aun en reuniones formales de esa naturaleza.
A los miembros del Consejo (no funcionarios) e invitados les interesaba saber cómo sería resuelto el apoyo al personal del sector salud en los atestados hospitales; cómo integrarían operativos para llevar alimentos a médicos y enfermeras, cómo trasladarían oxígeno a los enfermos; cómo conseguirían más ventiladores y más camas; de qué manera obtendrían pruebas Covid-19 para frenar los contagios de manera precisa y oportuna, cómo ayudarían a superar la enfermedad a los contagiados en sus casas…
Todo eso bullía en la mente de varios participantes en el virtual Consejo. Iban esperanzados a escuchar sí de restricciones pero también de alternativas para no inmovilizar la economía del estado. No iban para ser engañados, utilizados ni recibir atole con el dedo.
Los empresarios y sus cámaras gremiales habían asimilado con serenidad y solidaridad la eventual disminución de sus actividades (a pesar de la tremenda discriminación hacia unos y otros); sin embargo, tenían esperanzas de recibir una explicación a detalle sobre estadísticas, indicadores y mapas claros sobre la situación de sanidad junto a propuestas sobre apoyos en impuestos, movilización de sus trabajadores, ayuda a las pequeñas empresas…
La presidenta municipal de Chihuahua, Maru Campos, expuso su preocupación justo sobre la necesidad de no congelar la economía y evitar el trato diferenciado hacia los distintos giros comerciales.
Algunas tiendas departamentales permanecían abiertas mientras otros negocios seguían cerrados en el interior de plazas comerciales, anotó.
Fernández, Mesta y Corral sí tenían un plan (aparentemente) pero no lo expusieron ahí. Solo hablaron muy parcialmente sobre la necesidad de cerrar la economía a las siete de la tarde y abrirla a las nueve de la mañana, de lunes a domingo, y “posiblemente” durante 15 días.
El dato fue aportado oficialmente por el alcalde de Juárez, Armando Cabada, quien dio seguimiento al encuentro mientras superaba al Covid en una cama de hospital. No recibió, como nadie de los asistentes a ese encuentro, más información. Nadie supo sobre los secretos alcances mayores que cocinaba el trío Trump y sus multimillonarios intereses empujándolos.
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La noche del lunes, todo el martes y madrugada del miércoles fueron de mil trascendidos, rumores y especulaciones sobre el “acuerdo” que había adoptado el Consejo de Salud y sus alcances.
Desde Palacio de Gobierno fue lanzada una fake news. Se trató de una intimidante “publicación” en el Periódico Oficial del Estado dispersada de manera masiva y metódica por todos los sectores sociales de Chihuahua en unas cuantas horas.
El origen de la estrategia pudo deducirse con facilidad porque guardaba semejanza con las decisiones tomadas. Hablaba de cierre a las cuatro de la tarde, entre otros detalles que solamente en las esferas del estado se manejaban la madrugada del martes.
Durante la tarde-noche del miércoles apareció Corral en “entrevista virtual” desde un escenario que constituye una afrenta para los chihuahuenses, en particular para las víctimas fatales del Covid-19, para los enfermos, para quienes han sido acosados, atemorizados y detenidos por agentes de vialidad y policía, y también para las clases económicamente más débiles que adquieren sus alimentos con los ingresos obtenidos día con día. Ninguna opción fue aportada para ellos en días sábados y domingos.
No se tomó el gobernador la molestia de usar la “sala de prensa” de Palacio de Gobierno utilizada durante la mañana de ese mismo día para emitir desde ahí el anuncio lanzado a los chihuahuenses con las medidas restrictivas.
Emitió su histriónico discurso cómodamente apoltronado en un sillón blanco, con un café a un lado, en un domicilio particular. Los videos correspondientes hablan por sí solos. Es el Trump de hoy en materia de desdén por las víctimas de la pandemia en todos los sentidos.
Habló desde ahí por los miembros del Consejo Estatal de Salud y achacó a ellos el contenido del decreto restrictivo que sería publicado… ¡el mismo miércoles en el Periódico Oficial del Estado para entrar en vigor el jueves a las siete de la tarde!
Almaraz y Ávila –para efectos de esta frontera-son de risa fácil así que no requirieron de mayores cosquillas para suplir tareas de la famélica policía estatal. Para las siete de la tarde del jueves ya tenían listos a sus intimidatorios escuadrones de agentes y echarlos contra los negocios y contra la población en las calles.
Así fue acatada por toda la ciudad, por todo el estado y por todos los sectores una orden surgida de solo tres individuos: Corral, “Eduardo” y Mesta. Discriminación, irresponsabilidad, falta de seriedad e ignorancia, casualmente las mismas características que derrotaron a Trump en su animoso pero frustrado intento por quedarse otros cuatro años haciendo y deshaciendo a lo loco en la Casa Blanca. Con capacidad y talante para gobernar, de plano no cualquiera.