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Presume desde la cárcel que lo felicitó Corral

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El constructor deliciense Carlos Cuevas, recluido en prisión por el asesinato de dos escoltas, publicó en Facebook una especie de semblanza personal hace unos días

LA COLUMNA / de El Diario / jueves, 08 octubre 2020 |

-Presume desde la cárcel que lo felicitó Corral

-El cobre del Tribunal Electoral con Morena

-Hay tribuna cómoda para comparecencia

-Mejía Berdeja ya no podrá ser ninguneado

El constructor deliciense Carlos Cuevas, recluido en prisión por el asesinato de dos escoltas, publicó en Facebook una especie de semblanza personal hace unos días.

Lo hizo después de que desde la mañanera de López Obrador se exhibieran sus vínculos con el corralismo, del cual recibió, entre otras cosas, un contrato de 60 millones para la construcción de una planta tratadora de aguas residuales en Delicias. Hubo fiesta en grande durante la entrega.

Con fecha del primer día de octubre, el escrito hace una remembranza de su trayectoria empresarial sin mencionar, desde luego, los escándalos que escalaron primero al plano estatal y luego al nacional.

Presume una trayectoria de 46 años en los negocios, coronada con el contrato de la planta tratadora de Delicias, por la cual asegura que Javier Corral lo felicitó tras ganar el contrato a otras empresas nacionales. La correspondiente captura de pantalla en versión digital de La Columna.

Por supuesto que Cuevas Abundis no refiere las acusaciones de homicidio previa tortura de sus dos guardaespaldas, hecho que fue captado en un video que circuló profusamente en redes sociales; tampoco habla de otros videos donde confiesa dedicarse al robo de combustible.

Mucho menos habla de sus nexos políticos con destacadas figuras cercanas al gobernador ni los negocios con funcionarios actuales.

Fuera de que lo haya escrito y publicado él mismo o un intermediario -por aquello de que está preso en el penal de Aquiles Serdán- la especie de defensa lanzada desde la red social provocó versiones de que había sido liberado. Es falso. Según las autoridades penitenciarias y judiciales, sigue detenido tras la cautelar dictada en su contra, vigente por dos años.

Hasta la fecha el constructor -que primero fue blanco de un atentado y luego de un secuestro antes de caer preso- litiga la prisión preventiva que se mantiene en su contra y la Fiscalía del Estado no reporta avances en la investigación.

Aporta en su texto un dato nuevo: que fue perseguido por un agente del Cisen llamado Giovanni.

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Papelón de comedia negra siguen escenificando los miembros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con el proceso interno de Morena para elegir a su dirigencia nacional.

El domingo hicieron circular extraoficialmente la famosa sentencia contra la encuesta que lleva a cabo el Instituto Nacional Electoral (INE) pero el martes sin pudor alguno aprobaron un resolutivo para que continúe el sondeo hasta el 8 de octubre como está planeado y se dé a conocer el resultado dos días después, el 10.

Así será definida la nueva dirigencia del partido en el poder federal, obligado a la encuesta por el propio Tribunal Electoral tras una decisión igual de controvertida al ser ajena inclusive a los estatutos de Morena.

No son, en estricto sentido, los militantes morenos quienes están definiendo a sus nuevos liderazgos nacionales, son los órganos electorales bajo una encuesta carente de confiabilidad y consignas o instrucciones surgidas no de la infantería activista del partido guinda sino de intereses particulares y/o de facción insospechados.

Bajo esas condiciones será entronizado el nuevo jefe nacional de Morena y su secretario(a) general. Los más posicionados en la competencia por la presidencia siguen siendo los diputados Porfirio Muñoz Ledo y su líder en la Cámara, Mario Delgado; Citlali Hernández, por la Secretaría General.

Quienes ganen por supuesto no le harán el feo el cargo lo consigan como lo consigan. Y posiblemente venga la impugnación.

Lo grave es el sabor a limón rancio que deja el comportamiento del Tribunal y el grave riesgo a que es sometido el proceso mayor en puerta para 15 estados de la República en elecciones locales y el relevo de 500 diputaciones en la Cámara federal.

El árbitro TEPJF es tan malo que se tropieza con sus propias intrigas. Adiós a la democracia.

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La invitación al gobernador Javier Corral para que comparezca ante el Congreso del Estado hoy, en realidad fue una indicación del mismo jefe del Ejecutivo hacia el coordinador de la bancada panista, Fernando Álvarez Monje.

La idea original era armar la pasarela del mandatario primero en San Lázaro, lo que hizo el pasado martes, y luego en el Legislativo local, con el mismo discurso de la defensa del agua con el que se presenta como víctima del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Álvarez Monje logró subir a 23 legisladores a la propuesta. Representan casi todas las fuerzas políticas, sólo quedó fuera Morena de dar el aval para prestarle la tribuna a Corral Jurado.

De eso se tratará la comparecencia de este día del mandatario, de tener una tribuna cómoda garantizada por la mayoría de los diputados. Así que dependerá de la bancada de Miguel Ángel Colunga qué tanto sabor le pongan al repentino ejercicio republicano y democrático que instruyó el Palacio de Gobierno. Nos aseguran que le repetirán casos de corrupción, nepotismo y tantas linduras más.

Sobre el formato ayer quedaron definidos los detalles. Será una sesión del pleno exclusivamente para desarrollar la comparecencia de Corral Jurado, a quien le darán el uso de la palabra por 25 minutos consecutivos, a fin de que explique su visión del conflicto por el agua y las consecuencias que ha traído para su administración.

Un diputado por cada bancada tendrá hasta siete minutos para increpar a Corral y éste a su vez tendrá hasta cinco minutos para responder a cada uno. Luego dispondrán los legisladores de otros dos minutos cada uno y el gobernador un espacio ilimitado para concluir su discurso.

No tendrá entonces, como tampoco la tuvo en San Lázaro, utilidad alguna la dichosa comparecencia. Nada abonará a la solución de un conflicto que lejos de diluirse se agrava.

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Si las cosas caminan como se especula, Alfonso Durazo será el candidato de Morena al gobierno de Sonora. Está más que cantado desde el viaje de Andrés Manuel López Obrador a Bavispe.

Podría pensarse que el asunto tiene poca importancia. Fuera de la colindancia, es noticia que para los chihuahuenses parece ajena.

Sin embargo no es tanto la aspiración del actual secretario de Seguridad Pública lo que despierta el interés, sino el personaje que lo habría de suceder.

Resulta que uno de los más probables candidatos a ocupar dicha Secretaría es Ricardo Mejía Berdeja, el subsecretario con el cual el gobernador Corral ha emprendido una lucha personalísima casi a muerte.

Mejía Berdeja es quien hace unos días divulgó en la conferencia mañanera la versión de que la persecución contra Duarte es una invención de Corral, y que en el fondo, hay conexiones de grupo. Fue también quien le espetó en el rostro la imagen de Carlos Cuevas en la inauguración de una planta tratadora de aguas en Delicias y lo señaló como filtrador de información proveniente de la Mesa de Seguridad.

Su eventual nombramiento es un “trágame tierra” para Corral.

Todavía ayer en el largo “reporte” sobre el agua insertado en la conferencia de prensa encabezada por Fernando Mesta y René Almeida, se le llamó mentiroso a Mejía, por si los adjetivos de una semana casi completa no habían sido suficientes. Deben en Palacio estatal estarle rezando a todos los santos para que no sea ungido en el puesto y en su lugar se nombre al exdirector del Heroico Colegio Militar, Sergio Martínez Castuera.

Lo que no calculan es que es improbable que a nivel central se mande un nuevo mensaje hacia la militarización de dicha Secretaría, por lo que Mejía Berdeja necesariamente puntea.

Necesitarán entonces más que un rezo, una buena caminata a San Lorenzo, de rodillas y descalzos si quieren cambiar la que parece ser una decisión en puerta, con su efecto hacia Chihuahua que padece una inseguridad terrible provocada por la insuficiencia e incapacidad de la administración estatal.

Entonces Mejía Berdeja ya no será un simple subsecretario a quien ningunear como quiso hacer el gobernador, sino titular de una dependencia federal con el poder de la seguridad pública a nivel nacional, con todo lo que ello significa, en particular un funcionario que verá al presidente en corto todos los días a primera hora de la mañana.