Ni con insultos ni amenazas se echó atrás

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A la discriminación le siguieron las amenazas y después hasta ofrecimientos de dinero para acallarla. Trataron de amilanar a ‘Martha’ con múltiples actos de intimidación

LA COLUMNA / de El Diario / jueves, 22 octubre 2020 |

-Ni con insultos ni amenazas se echó atrás

-Maquillaje descarado de cifras Covid

-‘El Percherón’ quiso pagar de gobierno

-Hay 13 fideicomisos en la oscuridad

A la discriminación le siguieron las amenazas y después hasta ofrecimientos de dinero para acallarla. Trataron de amilanar a “Martha” con múltiples actos de intimidación. Nada la hizo ceder hasta conseguir justicia.

Ella es la enfermera del Seguro Social que el pasado tres de julio acudió a Plaza de las Américas junto a otros compañeros de trabajo para comprar alimentos.

Fueron tratados violentamente por el administrador de la plaza, José Rolando Talavera. Los expulsó por temor a que el centro comercial fuera contaminado por coronavirus. De “cabrón”, trató a un médico; a un héroe de la salud.

Una de las enfermeras a la que llamamos con el pseudónimo de “Martha” denunció públicamente los hechos, narrando con lujo de detalles la prepotencia y agresividad utilizadas por el empresario.

Al señalamiento público vino una denuncia formal ante la Fiscalía de Justicia Zona Norte, que luego turnó a la Fiscalía Especializada en Investigación de Violaciones a los Derechos Humanos y Desaparición Forzada en la ciudad de Chihuahua.

El caso fue tomado por un especialista en mediación y gestión de conflictos que opera en un instituto de justicia alternativa, ahí pasó casi tres meses y medio hasta arribar a un acuerdo entre las partes. El acusado de discriminación aceptó pedir disculpas públicas por su comportamiento.

Hubo por supuesto una sentencia dictada el lunes por un juez penal y quedó cerrado ese caso, considerado como un éxito por el fiscal general del Estado, César Peniche Espejel.

“Martha” consiguió sin duda una victoria total como ciudadana, de ninguna manera personal. Es un logro que inclusive va más lejos de los héroes de salud porque hablamos de la sanción a una conducta de discriminación de las que muy pocas son objeto de castigo. Acaso es única en Chihuahua.

Veamos por las que tuvo qué pasar “Martha”, sólo como botón de muestra. En una cuenta de Face claramente con nombre ficticio alguien escribió que la “enfermera está falseando declaraciones ante la autoridad… el delito de falsedad en declaraciones ante una autoridad se castiga. Si alguien, con el propósito de inculpar o exculpar a otro indebidamente en un procedimiento penal, ante el Ministerio Público o ante la autoridad judicial declara falsamente en calidad de testigo o como denunciante, además de la multa, se sancionará con pena de tres a siete años de prisión”.

Buscaron frenarla, sin duda. Ese solo Face era suficiente para llevar a su autor o a sus autores a varios años de cárcel pero “Martha” sólo buscaba justicia a secas y sentar un valioso precedente en favor de su gremio; y si no exageramos, en favor de la humanidad.

Un aplauso es poco.

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El subsecretario general de Gobierno, Carlos “El Percherón” Olson Sanvicente, pidió ayer con cargo al Gobierno estatal la cuenta de su comida en uno de los restaurantes más nice del Centro Histórico de la ciudad de Chihuahua.

En esas estaba cuando arribó al mismo lugar, pero no a un espacio comunitario sino a un privado, su patrón Javier Corral Jurado. Se sacó de onda “El Percherón” y optó por pagar de su bolsa.

No creemos de manera alguna que el gobernador haya sacado su cartera para pagar su propio cuenta, o compartirla con su invitada la directora del semanario Z de Tijuana, Adela Navarro (por cierto, ocuparon el mismito privado que solía utilizar con regocijo César Duarte).

Debió Corral cargar el gasto a su pesada cifra de viáticos desembolsados del erario durante ya más de cuatro años pero ese gusto nomás él se lo puede dar. Regaña a los subordinados por pagos de este tipo.

Supimos de los hechos porque fueron detallados a La Columna por comensales cerca de la escena pero la indagatoria partió de una traviesa foto que subió a su red social, el presidente de la Junta Municipal de Agua, Roberto “El Pony” Lara. Tomó la imagen de tal forma que atrás de ellos apareciera el privado donde estaba Corral, custodiado por uno de sus característicos escoltas.

Desconsideración y completa falta de genuina solidaridad con los chihuahuenses frente a la pandemia y la crisis económico. Llegaron a ese lugar tras participar en un homenaje en Palacio de Gobierno a “Pipen”, escolta fallecido el domingo por coronavirus, precisamente.

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El que haya retomado la Secretaría de Salud las cifras relativas de ocupación hospitalaria de camas Covid, apenas el pasado martes, más que una medida favorable para generar confianza resulta en otra clara señal de que hay una manipulación descarada del problema.

Tenemos en la edición digital de La Columna el comparativo de dos documentos oficiales de la dependencia, ambos elaborados por el “Comando Operativo de Emergencias” que coordina la supuesta batalla contra la pandemia. En uno se muestra la realidad hasta el viernes pasado (que sigue siendo la actual), y en otro, el que se hizo público, el burdo intento por mostrar una capacidad inexistente en los hospitales.

El primer documento es el reflejo del panorama que ya hemos visto en fotos y videos: IMSS al 187 por ciento de ocupación en camas Covid y al 262 por ciento en camas con ventilador, es decir con pacientes intubados; los hospitales estatales (SSA) al 146 por ciento.

Son los números más relevantes, independientemente de las cifras que muestren Sedena o el ISSSTE, dado que el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Secretaría de Salud son los que concentran el 60 por ciento de las atenciones a la población.

El segundo documento muestra que sólo cuatro hospitales están al 100 por ciento y otros por encima del 90 por ciento; los demás aparecen con relativa disponibilidad, según esas cifras que por cierto no muestran números absolutos como en el primer documento. Son puros porcentajes.

Luego se agrega al menos una docena de hospitales que no fueron equipados para atender casos Covid, con lo que se dispersa, sólo en el papel, la capacidad supuesta de los nosocomios.

Reconocer la realidad y con claridad mostrar que se deberá arribar a una nueva fase de reconversión acelerada de espacios Covid no tendría que ser un problema. Pero el maquillaje que hacen de las cifras genera más dudas que certezas en cuanto al manejo de la pandemia, que claramente ya nos desbordó.

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Toda la semana Javier Corral se ha dedicado a promover su lucha contra la extinción de los fideicomisos que pasó, en medio de circos, gritos y sombrerazos, por el Senado de la República. Todavía ayer en su morning show insistió en el camino de la controversia constitucional contra el presidente Andrés Manuel López Obrador si se atreve a concretar la medida.

La amenaza de Corral y sus amigos de la “Alianza Federalista” de gobernadores seguramente ha de tener sin cuidado al Ejecutivo federal. El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ha argumentado de más sobre los motivos para eliminar esos fondos “llenos de corrupción”. A lo mucho el pecado será que, para variar, se han mochado con machete en vez de cortarlos con bisturí.

Irse a la pelea por unos cuantos millones de fondos federales podría generar que desde el Congreso del Estado sus opositores quieran revisar los fideicomisos estatales. Son 13, un exceso probablemente, que funcionan en total oscuridad. Son claros ejemplos de cómo se aprovecha desde el poder público el secreto fiduciario que debería estar reservado a los fideicomisos privados, no a los gubernamentales.

Esos entes financieros no sólo le hacen ganar buen dinero a los bancos donde se administran los fondos. También son fuente de pago de elevados sueldos equiparables al de un secretario, por trabajo que muy seguramente podría hacer una secretaría estatal.

Los sueldos en muchos casos se mantienen bajo reserva, igual que sus egresos, proyectos y contribuciones. Bendito secreto fiduciario que sirve para burlar las disposiciones oficiales de transparencia y acceso a la información.

En fin, esa bandera igual que puede revertirse a los gobernadores que gustan del intermediarismo financiero para ocultar sus fracasos… y sus negocios, por supuestos.