GPS / Dominical / El Diario de Chihuahua / domingo, 20 septiembre 2020 |
Ha quedado en un estancamiento inaceptable el conflicto del agua, sin que nadie ceda ni un ápice en sus demandas, convertidas en irreductibles.
El análisis de ¿dónde estamos? y ¿hacia dónde vamos? es de completa incertidumbre.
De un lado, la versión oficial del crimen en la cual se presenta como error la responsabilidad sobre la muerte de Jessica en manos de la Guardia Nacional sólo contribuye a la cerrazón en cualquier negociación.
Del otro, el turismo legislativo que sólo aparece momentáneamente en sesión protagonista que enciende más la mecha, en un viaje de dos horas ida y vuelta, sólo para retirarse a sus mullidos sillones en la Torre legislativa y ver el conflicto desde lo lejos como simples espectadores.
Cero solidaridad real, con sus honrosas y escasas excepciones.
Pareciera que la capacidad de maniobra política se ha agotado; ha llegado a su límite la creatividad de la 4T, sus operadores no han dado el ancho, en todos los niveles. Tuvo que ser el abucheo a Miguel Ángel Colunga el que abrió la posibilidad de retomar en las cenizas del Frente Democrático Campesino una posibilidad de acercamiento. Pero no hay más.
Juan Carlos Loera, el delegado responsable en la entidad marca deslinde con la administración estatal, cuando debió haberlo hecho hace largos dos años. Lo que pasó en Ojinaga fue sólo resultado de esa alianza hoy rota.
Los legisladores federales de Morena poco abonan a una colusión pronta con discurso incendiario desde la capital del país.
El colmo de los colmos es precisamente el gobernador. Se ha colocado justo en medio, tautológicamente diríamos en medianía mediocre, desprovisto de cualquier mínimo de confianza.
Ni la administración federal ni los agricultores lo ven como interlocutor. De nula ayuda ha sido para unos y para otros.
Llevó y trajo a placer información, chismosón y amarra navajas para sus fines electorales, mostrándose como el negociador necesario e indispensable, pero del ocio al trabajo hay mucho trecho.
Ocultó la información que era oro molido para exponerla en el momento adecuado, y con ello sólo enervó a los agricultores y decepcionó a quienes desde Conagua, Relaciones Exteriores y Seguridad Ciudadana confiaron en él, y le abrieron de par en par las puertas.
Ahora, ladino, trata de sacar raja electoral, juega a las vencidas, incluso mediante su amigo Santiago Nieto, de la Unidad de Inteligencia Financiera, aunque con ello se enturbie aún más el agua. Ni modo que no supiera el congelamiento de cuentas incluidas las de los exgobernadores y más grave, las de los ayuntamientos.
Iluso, sin la más mínima capacidad de maniobra, es dependiente casi al cien en temas de inversión, salud, seguridad, educación, hasta en gasto corriente, llámese sueldos. Endeudado hasta el copete, le da patadas al pesebre con su arrogancia, pero más que todo con su ineptitud.
Pareciera que la providencia al final provee a la solución con las lluvias tardías que han sido generosas y que ya muestran recuperación de millones de metros cúbicos de agua en las tres presas.
El impasse actual es llamado silencioso a reanudar la vía del acuerdo, sin dar oportunidad al juego truculento que encienda de nuevo la mecha, con cientos de personas en manifestación permanente y cientos de elementos de la Guardia Nacional y el ejército apostados en una zona otrora pacífica.
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Jessica y su marido Jaime venían de La Boquilla el martes 8 de septiembre. Nunca pudieron llegar a su casa, donde son propietarios de una pequeña parcela, apenas una hectárea.
Sus cuerpos quedaron sobre el vehículo de trabajo de Jaime. La imagen de ambos ensangrentados dio la vuelta al mundo. Ella murió, dejando hijos en la orfandad y él convalece por las heridas provocadas por armas de alto poder.
Ni en ese momento ni después, los elementos de la Guardia Nacional responsables de los hechos dieron la cara, al menos para el auxilio médico inmediato que era crucial.
Fueron abandonados los cuerpos hasta que ciudadanos pidieron auxilio y proporcionaron los números que identifican las unidades oficiales involucradas, donde se supone hay una decena de agentes sospechosos.
Sin embargo, pese a la cercanía de los datos, las evidencias y la flagrancia, las indagaciones caminaron con lentitud inexplicable a cargo de la Fiscalía General del Estado, la cual levantó evidencias y realizó las entrevistas a testigos.
Al recuperarse y poder hablar, Jaime pudo revelar los hechos tal y cual ocurrieron. La historia es de disparos inexplicables contra ellos que eran inocentes.
Ahora resulta que no hay responsables directos, que fue un accidente. No hay suspendidos, ni consignados, ni sujetos a proceso.
Las explicaciones son dadas a más de mil kilómetros de distancia, mediante la transmisión de la mañanera en redes sociales. No hubo comunicación directa con la familia de las víctimas, coadyuvancia mínima, que conocieran antes los avances. Nada, ni un toque de conmiseración.
El argumento es que se escucharon balazos y uno de los elementos disparó a la oscuridad, cuando se obstruía el tránsito de las unidades oficiales que trasladaban a varios agricultores detenidos.
La impunidad resultante vino a ser un agravio más a los agricultores y un elemento adicional que inmoviliza cualquier negociación. Ya no es sólo el tema del agua, sino el crimen artero cometido por oficiales de la Guardia Nacional.
Obvio, el enojo sube de tono por los tres agricultores encarcelados con pruebas demostradamente fabricadas.
Se respira que hay una colusión para ir preparando las medidas cautelares que beneficien a los agentes involucrados en el asesinato.
El nudo gordiano se aprieta peligrosamente cada momento que pasa y los operadores del presidente no se dan cuenta o no se quieren dar cuenta.
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Miguel Ángel Colunga debió ser sacado con seguridad del mismo Congreso del Estado y escoltado hasta su vehículo, para poder retirarse de la sesión celebrada el jueves en La Boquilla.
Desde tribuna, el coordinador de Morena defendió el cumplimiento y los beneficios del Tratado de Aguas Internacionales. 4 a 1 le devuelve Estados Unidos a México en metros cúbicos de agua, les dijo.
Poca receptividad hubo. Los ánimos estaban caldeados tras las intervenciones de los legisladores opositores que ya habían calentado el ambiente con arengas en contra de la 4T.
Es muy difícil convencerlos cuando las presas muestran un deterioro en su almacenamiento muy por debajo de niveles históricos. Las promesas de que no faltará agua para riego del próximo año se ven lejanas pese a las lluvias.
Pudo aprovechar Colunga el micrófono para solidarizarse y abrir espacio de negociación, aceptando responsabilidades y ofreciéndose como interlocutor. Contrario a ello, se montó en su macho y abonó a la polarización. Nada de mano izquierda.
Tenía todo para hacerlo, el vaso comunicante con Salvador Alcántar, en los ayeres de lucha brazo a brazo en el Frente Democrático Campesino le ofrecían una rendija que no aprovechó y que luego sabemos tocó en privado.
Ahí hay una luz de entendimiento para romper el radicalismo y encontrar solución negociada, que desate el nudo.
Buscar la espada para romper por la mitad ese atado es una apuesta peligrosa, de un lado y de otro, que sólo ahondará heridas y radicalizará acciones.
Dejar pasar el tiempo para que el asunto se resuelva como por arte de magia no es opción, es irresponsabilidad de todos los actores.