El puente chueco y la locura vial

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Pasaron por encima de los juarenses incluida sus autoridades municipales a las que no pidieron permiso ni tampoco perdón

LA COLUMNA / de El Diario / domingo, 09 agosto 2020

Pasaron por encima de los juarenses incluida sus autoridades municipales a las que no pidieron permiso ni tampoco perdón al menos para hacer buena la clásica expresión en ese juego de palabras. Si no piden disculpas menos perdón.

El jueves pasado y días previos fueron de locura para los conductores de esta frontera, y por lo visto así continuará por todo lo que resta del año. Los GPS de los Uber tronaron porque las brechas carecen de nomenclatura.

Aunque sobra estrés y dolor por la pandemia desde finales de marzo, en la ciudad de Chihuahua, desde las cómodas oficinas del gobernador, Javier Corral, y/o desde los mullidos sillones del despacho del empresario, Ismael “El Chacho” Rodríguez Gallegos, dijeron a los fronterizos: ¡hay les va esa para que completen el año! Sin metáforas, sin adornos.

Desarticularon sorpresivamente la fluidez en la Carretera Panamericana, la Tecnológico y toda la Paseo Triunfo de la República. Sin anuncio alguno previo abrieron las vialidades con maquinaria pesada, las preparan para una “ruta troncal” del transporte público y han creado un desorden sin precedentes.

Será bueno o será malo el plan. Es toda una incógnita. No fueron tomadas en cuenta las “fuerzas vivas” de la ciudad, entre las que necesariamente deben contarse los gremios empresariales y los transportistas. Lo usuarios de las calles sólo sufren tampoco opinan.

Conductores de ruteras, de ambulancias, traileros, particulares… no supieron de un día para otro cómo enfrentar el atolladero. Nadie que pague por la ansiedad producida y menos por los accidentes ocasionados.

El secretario de Obras Públicas del Gobierno, Gustavo Elizondo, lo dijo todo el jueves con su presencia cerca de El Diario, de los hospitales General y de la Mujer, de tres hoteles y varios centros comerciales.

No halló cómo explicar con claridad ni suficiencia las alternativas para los conductores en esa zona. Su presencia ahí fue originada por el estruendo de varias ambulancias que o se quedaron atascadas en medio del tráfico o no pudieron ingresar a las rampas de los hospitales.

Al estilo más improvisado del tercer mundo debieron las constructoras abrir pavimento donde no lo habían planeado e instalar el propio pavimento en algunos tramos de donde lo habían retirado. No hay dinero pero la tarjeta de crédito aguanta eso y algo más de aquí hasta que concluya la actual administración estatal.

Elizondo llamó a eso “imponderables de toda obra pública”. Empezamos y luego a ver cómo resolvemos, la clásica.

En el aire se quedaron las voces en el desierto de Erick Saláis Ortega, coordinador jurídico de la asociación ambientalista Árboles en Resistencia; y de Sergio Rueda Delgado, dirigente del Observatorio Nacional para tu salud Biopsicosocial, que durante meses hicieron preguntas jamás contestadas, interpusieron amparos que no han sido resueltos en definitiva y colectaron firmas que se han quedado en el papel.

Trataron de salvar los árboles y plantas del kilométrico corredor y evitar que el proyecto de la ruta fuera implantado a la fuerza, sin el consenso y sin la opinión de los juarenses. Donde hay opacidad estalla como pólvora almacenada en Beirut el tufo a corrupción. Es el año de Hidalgo.

Ahí están ahora el temor y las advertencias convertidas en espeluznante realidad.

En esta columna, en edición del 28 de junio, revelamos que cuatro días antes, el 24, estuvo en la casa de todos los juarenses, la presidencia municipal, el empresario de Chihuahua “Chacho” Rodríguez avisando (no pidiendo permiso) justo sobre el arranque inminente de esas obras.

Lo hizo en calidad de “funcionario honorario” enviado por el gobernador Corral, ni siquiera como servidor público de orden constitucional, otro abuso por si fueran pocos.

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Tenemos una sorpresa. El puente de la calle Arizona y Juan Pablo II quedó chueco. Sólo se nota si el conductor va un poquitín descuidado y sigue en línea recta entre suelo firme y el puente. ¡Aguas!, en consecuencia es peligrosa cualquier pestañeada por cualquier razón.

En una observación elemental es también notable la falta de acotamiento a lo largo del puente. Es parte de una irregularidad “geométrica” de origen no contemplada en el proyecto ejecutivo pero sí observada en tiempo por la constructora responsable de la obra, Teporaca.

Ese puente quedaría aún más chueco de lo que finalmente resultó porque los creadores del proyecto inicial no contemplaron la existencia a su lado de un enorme colector de la Junta Municipal de Agua y un poste de los gigantes que sostienen cables de alta tensión de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Les urgía el negocio.

Esa obra se convirtió en otro auténtico martirio para miles de conductores que deben pasar por el lugar. Incluye el tráfico vehicular de tráilers que llegan de los Estados Unidos o se internan a El Paso por el Libre.

Es uno de los puentes usados como set televisivo del gobernador, Javier Corral, el pasado arranque de la semana.

Fueron rebasados por casi medio año los plazos para concluir esa obra. Fue dejada a los conductores como vía alterna una pequeña brecha que lució llena de hoyos durante el año y pico que duró la construcción.

Hubo de todo en ese lapso exasperante, choques, llantas tronadas, rines afectados… y estrés también reventando por los poros, con frecuencia a gritos desde la garganta o surgido a golpes de claxonazo.

Tampoco la construcción de ese puente fue consultado con los juarenses ni con sus autoridades municipales. Al parecer le urgía terminarlo tanto a Elizondo como a fuertes empresarios inmobiliarios con grandes intereses en la zona. No era prioritario en realidad para el grueso de la población.

Y se retrasó desesperantemente su culminación. Quedó chueco porque los funcionarios del estado no tuvieron planeado ni mover el poste de la CFE ni tampoco el colector de la JMAS hasta que los técnicos de la constructora pidieron la firma de la bitácora respectiva donde se admitía el mayúsculo futuro error. Fue corregido “hasta donde se pudo”.

El retraso le fue adjudicado por Elizondo a la constructora e incluso a la pandemia, y ha dicho oficialmente que Teporaca será vetada de las obras de gobierno por incumplimiento en los plazos pero no ha llevado la amenaza hasta la Secretaría de la Función Pública por esas “simples y sencillas” razones. La culpa, ahora sabemos, no es de Teporaca.

Hubo total imprevisión y abuso de nadie más que Obras Públicas.

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Más adelante de la Arizona avanza la construcción de la Gaza Juan Pablo II y Francisco Villarreal a cargo de las mismas autoridades, con otras constructoras pero bajo las mismas características de imprevisión, de retraso y sospechosa falta de consulta. Obras surgidas desde los secretos despachos chihuahuitas, tanto públicos como privados.

Estuvo también ahí en algunos tramos durante la semana el gobernador Corral. Ninguna explicación ni disculpas por los inconvenientes causados más allá de los tiempos comprometidos para la culminación.

Elizondo extiende ampliaciones de plazo como cartas en un casino. Da permisos con la mano en la cintura. Sabe que del gobernador no recibirá amonestación alguna.

Vienen más meses complicados que pondrán a prueba la tolerancia y la paciencia de los juarenses al volante pero también su capacidad de reclamo y de exigencia para que sean transparentados los gastos de esas obras (sin concursar siquiera varias de ellas) y la señalética respectiva sea clara y suficiente.

Es lo menos que puede ser demandado una vez impuestas las arbitrarias decisiones.