Pelean pero no resuelven el asesinato

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GPS / Columna / El Diario de Chihuahua / jueves, 24 septiembre 2020 |

-Fue su comparsa, ahora los acusa de verdugos

-Presumen como apoyos descuentos de 169 pesos

-Del “tirage” al “triage” y el error garrafal

Han pasado 15 días, dos largas semanas, desde el homicidio y lesiones con armas de fuego cometido un martes por la noche camino a Delicias, sin que los chihuahuenses tengan conocimiento sobre la verdad histórica de lo ahí ocurrido. Pelean estruendosamente a nivel nacional los gobiernos estatal y federal pero no resuelven el crimen.

¿Quiénes fueron los elementos de la Guardia Nacional que dispararon? ¿Cuál es el testimonio judicial de Jaime Torres, sobreviviente a tan atroz atentado?

¿Qué elementos de prueba existen? ¿Que pasó con el casquillo localizado y la naturaleza de las ojivas encontradas en los cuerpos de Jessica y Jaime?

No hay explicación alguna a pesar de que fue la Fiscalía General del Estado quien integró la carpeta y tiene -se supone- todos los elementos de prueba.

Se dan vuelo en el Estado con boletines sobre detenciones de delincuentes menores y sentencias de casos con poca relevancia social pero se atoran en asuntos de gran impacto social como este; o como el asesinato de Susy, el crimen de Uriel Loya, la desaparición del doctor Godínez y muchísimos hasta el infinito del 2016 a la fecha.

Hay un silencio sepulcral cómplice en la administración estatal para el caso del ataque contra los productores.

Esconden los hechos detrás de la presunción de inocencia, que tantas veces ha pisoteado el Estado y que hoy pretende respetar, como debió haberlo hecho en tantos asuntos sobre los cuales hizo abuso completo del derecho humano constitucionalmente establecido.

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Desde su campaña, y más aún, desde que inició su vida política, ha construido el mandatario de Chihuahua una narrativa plena en adjetivos y calificativos. Con base en ella ha escalado impunemente.

La diatriba fue aderezada con amenazas y estridencia sin límite desde la curul estatal o la federal. Tal vez pensó que era lo mismo asumir la titularidad del Poder Ejecutivo estatal.

En su discurso inicial abrió boca en contra de los medios de comunicación, el anterior régimen y un sin fin de actores. Cero mano izquierda necesaria para enfrentar las vicisitudes del ejercicio del poder.

Jamás actúo jurídicamente sin anteponer el abuso político de la fuerza que otorga la primer magistratura del Estado. Lejos de ajustarse estrictamente a la persecución de los delitos, se paseó ególatra sobre el bono electoral de los primeros años de gobierno.

Lo hizo incluso contra la gente de su propio partido. La alcaldesa ha sido amenazada una y otra vez. Le cerró la puerta y se niega a cualquier coordinación. Ha escamoteado recursos, se ha negado a asumir la legitimidad del cargo de una presidenta municipal con alta votación y presencia.

Hace lo mismo con quien considere su adversario, llevando las cosas al íntimo reducto personal.

En el tema del agua fue omiso a más no poder, hasta que vio la posibilidad de sacar raja política, para montarse.

Nunca solidario con los ayuntamientos, que ya habían resentido recortes en varios rubros. 

Incluso fueron gaseados en Palacio Federal, y no dijo nada. Ahora se envuelve en bandera federalista con el Fortamun y el Fortaseg, pero durante dos años fue comparsa de quienes hoy acusa de ser sus verdugos.

Con Andrés Manuel en campaña hubo rispidez, pero luego zalamería a manos llenas. Fue tanta la miel que no tardó en enfriarse la relación. Continuó en amasiato con interface de altos funcionarios.

Pero eso se acabó. La torpeza en la conducción política cobra factura. Pensó que correr al vicegobernador, al delegado federal plenipotenciario, de la mesa de seguridad, no tendría consecuencias. Le gusta llevarse pero no aguanta.

En el colmo, vuelve de nuevo a caer en la facilidad de la denostación. Pública como si nada las razones que en privado se le dieron, en la confianza de su “amigo” Alfonso Durazo, que él traiciona con ligereza habitual.

En el fondo es la desesperación de un mandatario a quien no le salieron bien ni siquiera las mínimas acciones planteadas en su gobierno, construidas sobre las rodillas y hoy en riesgo de un quinquenio fallido.

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Si preguntáramos a los chihuahuenses cuántos de ellos recibieron apoyos económicos con motivo de la contingencia médica producida por el Covid, pocos, verdaderamente pocos contestarían afirmativamente.

Y si ya entrados en gastos, se pregunta en qué porcentaje les ayudó a resolver su actividad económica anual, la respuesta sería aún más desalentadora. Apenas les representó el .11 por ciento de su flujo anual.

De ese tamaño es el impacto del apoyo invertido por la administración estatal, los 850 millones de pesos, son nada frente a los 749 mil millones de pesos en que se calcula el Producto Interno Bruto de la entidad.

Los últimos datos publicitados presumen que uno de cada cinco chihuahuenses recibió apoyos. Sin embargo, los montos son extraordinariamente distintos. La disparidad caprichosa salta a la vista.

Hay personas que recibieron apenas 169 pesos en descuentos de trámites, y hay quienes, como en el área de cultura, recibieron 22 mil pesos; en el sector turístico 11 mil pesos; ocupación temporal 7 mil; Mipymes, 6 mil. Ni para los chicles a los de 169 ni para los de 22 mil.

Quedó en nada el apoyo, diluido en la insuficiencia de un programa sustancial. Son cifras que en azul y blanco se ven extraordinarias, pero de cerca, en el detalle, se observan en su justa dimensión precaria.

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Que alguien le diga al área de comunicación social estatal que no se trata del “Tirage” sino del Triage, el procedimiento mediante el cual se clasifica la gravedad del paciente para su más pronta asistencia médica.

Es de vital importancia tal función, en particular en las áreas de urgencias de los hospitales públicos y privados, y al momento de atender accidentes.

Es el Triage entonces el tema que abordará Aarón Trejo Sáenz, uno de los instructores favoritos de la actual administración, con motivo de la semana estatal de protección civil.

Tiene como estudios de soporte Maestría en Administración con especialidad en Recursos Humanos y Técnico en Urgencias Médicas.

Veamos qué dicen los urgenciólogos, que pegaron el grito en el cielo al ver el garrafal error en la publicidad.