El Heraldo de Chihuahua / 28 de septiembre 2020
Sin duda alguna, el acontecimiento político más relevante de la semana pasada, rumbo a la contienda electoral 2021, fue la aparición de una publicación en medios impresos estatales en la que muchos militantes panistas se dijeron estar listos por Chihuahua.
¿Listos para qué? Abiertamente, en una táctica inusitada en el partido fundado por el chihuahuense Gómez Morín, personajes como el aspirante a la alcaldía Marco Bonilla, el exdirigente panista Mario Vázquez, la regidora Adriana Díaz, la diputada Carmen Rocío González, la exdiputada parralense y exdiputada suplente de Javier Corral, Carmen Margarita Cano Villegas, el exdiputado local Rogelio Loya, el chico maravilla de tiempos de Juan Blanco y exdiputado local Jorge Espino, el regidor Germán Ávila, la diputada Georgina Bujanda, el famoso y dos veces regidor Luis Terrazas, así como la diputada Marisela Terrazas y otros nombres que llegan al centenar, respaldan a la alcaldesa María Eugenia Campos Galván para proyectos políticos futuros.
Se habla de que el padrón estatal del Partido Acción Nacional es de poco más de 8 mil militantes, quienes en una elección interna, decidirán quién será su candidato o candidata a la gubernatura.
Si hacemos números, de acuerdo al desplegado, 2 de cada 3 panistas chihuahuenses apoyan a Maru Campos para ser candidata a la gubernatura por el Partido Acción Nacional, instituto político que estaba totalmente destrozado en 2010 y que en menos de un sexenio se reconstruyó para lograr la unidad alrededor de las candidaturas a diputados, alcaldes, síndicos y gobernador.
Fue un regreso increíble e inesperado que sepultó al PRI en la capital del estado, así como en Ciudad Juárez.
Siendo la única ocasión en la que el mandato de gobernador dura un quinquenio, es una oportunidad histórica, para el PAN, de poder hacer lo que Barrio no logró: entregar el gobierno del estado a una panista, quien ahora garantiza la unidad de un partido que dinamitó la posibilidad de repetir en el gobierno en 1998, cuando seleccionaron al peor candidato posible: Ramón Galindo.
La historia, ya conocida, se reflejó en un apabullante triunfo del priista Patricio Martínez, quien entregó la gubernatura a un priista, pero no a su favorito. El entonces gobernador fue pragmático y tomó la decisión ganadora.
El gobernador Javier Corral está en la disyuntiva de destruir un proyecto político triunfador para su partido o cometer el mismo error que Pancho Barrio y César Duarte cometieron: se aferraron a un imposible.
ULTIMALETRA
La gira del morenista Gibrán Ramírez pasó sin pena ni gloria. Antontio Attolini causó más ruido por su espectáculo amenizado con tejana y declaraciones tan absurdas como que el prejidente no se equivoca.