GPS / Columna / miércoles, 02 septiembre 2020
-Cierra “el hermano” saludable mente
-Los secretarios hermanos de desgracia
-Beneficia la JMAS a los amigos de “El Pony”
Los municipios castigados en el horroroso naranja, casi tienen orejas de burro, injustificadas a todas luces. Maltrato vil. Muchos de ellos tienen escasos contagiados que se cuentan con los dedos de la mano y ningún muerto.
Aun así, son castigados con el látigo del desprecio, de un funcionario de segundo o tercer nivel, que sacó el pincelín para congraciarse políticamente con el jefe, aún y cuando se lleven entre los pies a más de un millón y medio de habitantes.
La comparación entre población de acuerdo con Inegi y número de contagios de la misma información oficial de ayer, no tiene desperdicio. Una simple regla de tres lo dice todo.
Juárez trae un índice de .43 por ciento de contagio, pero Jiménez trae .11, Parral .31, Guerrero .007, Guazapares .28, Guadalupe y Calvo .014, Chihuahua .34.
En números absolutos Coronado tiene tres contagiados igual que Carichí. Absurdo hasta la médula la desproporción en la medida que no es otra cosa que sanción por inconfesables motivos.
Es más, Coyame ni Belisario Domínguez traen un solo contagiado, y aún así están sufriendo la gota gorda innecesariamente. Los tienen hacinados y con la actividad económica detenida.
Carece de cualquier sentido la semaforización, más que ajustar el cinturón con fines estrictamente políticos.
Muchos de los municipios no traen siquiera muertos. Chihuahua tiene un tercio de los fallecimientos de Juárez.
Entonces, la maravillosa idea de mantener el naranja carece de sustento real, más que en los indicadores innumerables, manejados al antojo.
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Es ironía o desfachatez. Con el anuncio del amarillo en Juárez, uno de los funcionarios protegidos en comunicación social le da gracias a Dios.
Se trata de Alfonso Villalobos, súper star de la nueva época de difusión propagandística institucional, con un matutino de revista para lucimiento que llegó a su fin. Es aquel que llama “hermano” al gobernador Corral desconocemos porqué.
No sabemos a ciencia cierta porqué da gracias. Será por el sueldo jugoso que seguirá recibiendo en la nómina oficial, desde algún escritorio, porque de ahí en más no entendemos el tuit con el que responde oficiosa y graciosamente a una publicación del Secretario General de Gobierno, Fernando Mesta.
Así le puso, textual, Oramos y damos gracias a Dios, en el momento en que se anuncia el amarillo que no es amarillo.
En los templos ni los monaguillos pueden estar ni las señoras que leen el evangelio y sirven de auxilio al cura, por el 15% de aforo anunciado.
La brújula extraviada a más no dar. Su matutino pasó a ser historia. Como otros informativos que la administración estatal ha sacado al aire y del aire.
Sin pena ni gloria cerró ayer el programa de redes “Saludable Mente”. Hay otros muchos productos que no tienen sentido y sólo encuentran justificación en la desesperación de buscar unos puntos de aceptación.
Antes fue Cambio 16, que costó carretadas de dinero público para terminar hecho piñatas o servir para limpiar vidrios de los autos.
Los videos ni para eso sirven. Ni 200 conferencias de prensa pueden acabar con la angustia de los ciudadanos por el Covid manejado a capricho, en el desfilar de rostros maquillados y medias verdades con pasarela de por medio.
Ocurrencias de comunicación que no logran levantar el vuelo de una nave que se hunde y con ella todos sus ocupantes.
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Le entraron con ganas distintos actores locales a la promoción de firmas para enjuiciar a expresidentes, aún cuando la mañana de ayer en su informe Andrés Manuel López Obrador, dijo sinceramente que su postura era de olvidar el pasado y ver hacia el futuro.
En lo que no es otra cosa que promoción política personal, Benjamín Carrera aprovechó para hacer trabajo territorial y pedir firmas para llevar al patíbulo de los acusados a los últimos expresidentes: Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Su interés real y suspiro permanente es la lejana alcaldía fronteriza, desde la utopía de construir un proyecto que nació muerto.
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Casi de la mano caminan Eduardo Fernández y su compañero de gabinete Emilio García. Tienen bajo sus espaldas compromisos incumplibles. Son hermanos de la desgracia.
Uno es el titular de salud y el otro, secretario de seguridad. Han dado pésimos resultados en su desempeño.
Justifican ambos resultados en su reciente nombramiento, en particular Fernández, pero por las vísperas se anuncia ya el desenlace.
Están muy lejos sus áreas de ser prioridad en la administración del nuevo amanecer. Si así lo fueran ninguno de los dos estaría ocupando el cargo por el que cobran más de cien mil pesos mensuales.
Uno, García Ruiz, forma parte del decadente antepasado de la Policía Federal de García Luna, y el otro, Fernández Herrera, es integrante del cónclave familiar que asumió posesión desde el inicio del régimen del área de salud.
La foto tomada del perfil personal de Eduardo Fernández no tiene desperdicio. La cabeza dubitativa de uno y baja la del otro, es retrato fiel de lo que ocurre en ambas instancias. Puro prepararse para el año de Hidalgo.
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La imagen es muy reciente y corresponde a las personas no identificadas que yacen en tumbas olvidadas.
El lugar fue motivo de un acto de organizaciones civiles demandando justicia y exigiendo un alto a la impunidad.
Fue encabezada por Gabino Gómez y otros líderes. Sólo que hubo un pequeño detalle. Las acusaciones fueron hacia México y ni por asomo ni error tocaron a la administración estatal.
Ahí es donde recae fundamentalmente la responsabilidad de la identificación y el alto a la impunidad en los homicidios dolosos.
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La Junta Municipal de Agua y Saneamiento se aventó un gran trabajo de forma por demás eficiente al llevar agua a una colonia del norte de la ciudad… pero fue sólo para un amigo del titular de la dependencia, Roberto “El Pony” Lara.
De la zona de Riberas de Sacramento, Granjas del Valle y alrededores llega la queja de que tras años de gestiones la dependencia estatal decidió por fin otorgar el servicio que por ley está obligada a prestar. La mala noticia es que la única conexión fue para el inmueble cuyo propietario, de apellido De la Riva, se presume como íntimo amigo de Lara Rocha.
En el olvidado sector hay un macromedidor con el que se da servicio a los usuarios de un sistema no público de agua potable. Ahí se encontraba conectado el ahora beneficiario con el trato privilegiado de la JMAS, pero se le suspendió el servicio porque sencillamente dejó de pagarlo.
Al parecer el “mala paga” aceptó el corte del servicio por parte de un comité directivo de la colonia porque tenía la certeza de que sin problema alguno su amigo lo reconectaría sin decir agua va. Así fue, puro influyentismo del bueno.
El reclamo de los vecinos se debe a que la JMAS no ha actuado de forma pareja en los conflictos por el agua que arrecian en los meses de verano. Apartada del sentido social, no ve más allá de pequeños intereses muy alejados de las reales necesidades sociales.